Cada ocasión de volver sobre un texto nos revela cosas nuevas.
Escrito por Guadalupe Arbona Abascal
Las colegialas del Colegio Mayor Roncalli leen. ¡Vaya si leen y lo hacen muy bien! Parece una observación de Pero Grullo y se me podría objetar que como no van a leer estudiantes universitarias. Pues bien, no es frecuente que se saque tiempo para leer en soledad y que se dedique un tiempo a comentar con otros lo leído. Un grupo de estudiantes, la directora y la subdirectora del Colegio, hemos disfrutado de unos encuentros periódicos en torno a cinco libros. Ninguna de las participantes se dedica a la literatura, ni a la filología ni a la crítica literaria, excepto yo. Seguramente esto sea una gran ventaja porque a lo que se atiende al leer no es a los conocimientos previos, sino a la experiencia que se propone en comparación con la propia. Es decir, lo leído despierta lo vivido y lo vivido anima lo escrito. Así, la lectura se hace parte de un diálogo precioso que reúne a una filósofa, varias estudiantes de medicina, una historiadora, una veterinaria y una bióloga, entre otras. Y compruebo como la lectura saca lo mejor de nosotras: nuestros deseos y certezas, como también nuestros secretos y dolores.
La segunda cosa que he comprobado es que no se acaba de aprender a leer nunca. Cada ocasión de volver sobre un texto nos revela cosas nuevas y uno se pregunta: ¿cómo es que no había visto este detalle, o esta situación o este problema? Volvemos a interrogarnos sobre cosas que nos habían pasado inadvertidas. Vuelve a suceder la lectura. Y para ese acontecimiento, es muy conveniente oír otras voces, otras mentes y otros corazones que han leído cosas que nosotros no hemos apreciado del mismo modo o no han tenido las mismas resonancias. Por eso la tertulia y la conversación son el complemento ideal de la lectura individual.
Este curso el tema elegido era “Literatura y Naturaleza. El asombro de que las cosas sean”. Empezamos con Rachel Carson y su maravilloso librito El sentido del asombro (Encuentro, 2012), contamos con Mª Ángeles Martín Rodríguez-Ovelleiro, bióloga y traductora de esa colección de artículos de la amante de la naturaleza americana. Seguimos con una sesión titulada El canto en el dolor. La prosa poética que Jesús Montiel dedica a su hijo enfermo en Sucederá la flor (Pretextos, 2018). Continuamos con eso que llamamos La celebración de lo que pocos ven, es decir la mirada que el poeta José Antonio Muñoz Rojas pone sobre Las cosas del campo, (Pretextos, 1999). La melancolía y la nostalgia del mar fueron objeto de otra sesión sobre «Los mudos» de Camus, cuento publicado en El exilio y el reino (Alianza Editorial) y terminamos con “…como los pájaros del cielo…”, es decir una lectura de Pájaros, de José Jiménez Lozano (Huerga y Fierro, 2000).
Guadalupe Arbona Abascal es crítica literaria, editora y profesora de Literatura española en la UCM. Desde hace cuatro años imparte el Seminario de Literatura en el CM Roncalli. Para saber más de ella clica en la foto.