Objetivos del desarrollo del Milenio: Medio Ambiente

¿Lo llamamos Medio Ambiente porque ya nos hemos cargado la mitad?.

Este fue el lema de nuestra primera campaña de concienciación del cuidado del planeta y del cuidado de nosotras mismas.

En un Colegio Mayor se generan cada día muchos kg de residuos: comidas, papeles, cajas de cartón que llegan con las compras realizadas por internet, latas de refrescos, botes de champù y, un sinfín de envases y residuos de todo tipo.

Era necesario poner en su lugar cada uno de ellos y para eso el primer paso es tomar conciencia del cuidado de la casa común.

La campaña no nació con grandes pretensiones, al principio fue sólo la recogida de papel y cartón en todos los pasillos y salas de estudio del Mayor. Los recipientes de cartón donde depositar los apuntes ya aprobados se colocaron en los puntos más estratégicos acompañados de fotografías que denunciaban el mal trato que ocasionamos al planeta. Con el pasar de los días se fueron llenando de papel y de cajas de pizza, favoreciendo su recogida para poder reciclar.

Pilas, tapones de envases y botes de plástico se sumaron también a esta primera fase que nacía de la iniciativa de un grupo de colegialas, pero ¿es suficiente?, se preguntaron. Reciclar adecuadamente es el primer paso pero, ¡hay que hacer algo más!.

Así nació la idea del huerto, un pedacito de tierra en el que poder asombrarse plantando y viendo como crecen lechugas, calabazas, habas, escarolas, tomates, berenjenas… ¡En pocos metros una gran diversidad!. Marta, la responsable del huerto convoca a todas para participar en las distintas tareas, lo recolectado se lleva a la Plaza Mayor.

 

En pleno corazón de la ciudad nos esperan, un martes al mes, más de treinta personas sin techo con las que charlamos mientras tomamos los bocadillos y el café que hemos preparado en el Roncalli. Carmen se encarga de hacer la compra y de dirigir al grupo de colegialas que prepararán los bocadillos y los termos que se van a repartir. Juan es de Cuba y le gusta mucho pintar, Lázaro era conductor de autobús en Rumanía, Mijail vino de Hungría y toca el acordeón en una calle madrileña. Las historias se suceden, las necesidades son reales, nuestra contribución parece que se queda pequeña, pero nos abre el horizonte.

Cuidar del Medio Ambiente no es sólo reciclar, es también cuidar de las personas, cuidar de lo que nos rodea, cuidar de la naturaleza y, para poder cuidarla, necesitamos conocerla. ¿Qué tal si hacemos una salida a la montaña?

La primavera es un tiempo ideal para disfrutar de la belleza de la montaña, la creación en todo su esplendor. Nuevamente algo nos provoca y nos sacude, ¿cómo es posible que frente a tanta belleza nos encontremos con una huella de residuos que vamos dejando abandonados?

En marzo nos llegó la convocatoria del Proyecto Libera para participar en la limpieza de 1m2 del río. Nos pusimos manos a la obra, organizamos un equipo de voluntarias del Roncalli y nos sumamos a la iniciativa. En pocas horas de la mañana de un sábado habíamos colaborado en la recogida de varias toneladas de residuos.

   

Ahora, terminando el curso, hacemos las maletas para volver a casa. No entendemos bien cómo ha podido pasar pero, ¡no nos cabe todo!. Alguien nos recuerda: “lo que tú ya no necesitas puede ser de gran ayuda para otros”. Hemos habilitado un espacio para reciclar cosas que ya no necesitamos, ropa y zapatos, que otros podrán disfrutar. La solidaridad y la generosidad expresadas se llevan a Caritas y al Proyecto Colores  de Borox cada final de curso escolar.

Reciclar, cuidar del huerto, repartir los alimentos en la Plaza Mayor, explorar una montaña o limpiar un río; pequeños gestos que nos han permitido crecer en la conciencia del bien común, del cuidado de la Casa Común como la llama el Papa Francisco